PROMOS

Con los nervios a flor de ...PIES

¿Alguien puede decirme qué narices (por no decir “qué c*#o”) lleva la crema de pies, que no me deja dormir?
La pregunta es extraña, lo sé. Me explico:

Anteayer por a mediodía, después de quitarme el esmalte de uñas de los pies tras dos semanas (el número 63, “Beige in love” de Mini Colorama, de Maybelline, que me encantó cuando me lo regalaron y queda precioso con la piel morena), que ya tocaba, me vi las uñas muy secas y decidí ponerme la crema de pies reparadora de grietas de Mercadona, que va muy bien para hidratar las durezas y las uñas. Con cuidado luego al andar con las chanclas, porque si te descuidas los pies se te resbalan en ellas, haces aquachancling y se te clava el palito que va entre los dedos para llevarlas y ves las estrellas. O tu dedo gordo se hace más largo de repente porque empieza a la altura del tobillo...


Bueno, pues esto fue sobre las dos de la tarde. Después de comer, cuando intenté echarme la siesta porque la noche anterior no pude dormir apenas y estaba hecha polvo, cerré los ojos. Bostecé. Me dispuse a dejarme llevar a los brazos de Morfeo. Me relajé. Y, poco a poco…me fui poniendo nerviosa, nerviosa, nerviosa…¡y no pegué ojo! ¡Estaba como un flan, y sin motivo aparente! Me puse de una mala leche…

¿Y por qué sé que era por la crema de los pies? Porque lo he comprobado ya unas cuantas noches. Como me ponga la crema antes de apagar la luz, no hay dios que me haga dormir. Me pasa lo mismo que cuando me pongo el anticelulítico por las tardes. 

Con el de Shiseido me pasaba, pero con el de Roc ya es la caña. Será porque el Forskolín ese que lleva, que tiene nombre de tigre de los cereales y dicen que es 50 veces más potente que la cafeína, tiene la culpa.

Creo que cuando voy a desayunar por las mañanas en la cafetería podría pedir, en vez de un té verde con la tostada, un par de cucharaditas de crema para los pies o de anticelulítico con cafeína, porque me espabilan diez veces más.

Así que no sé qué hacer. O me dejo los pies hechos una pena, o me resigno a no pegar ojo en toda la noche…Creo que entre las ojeras y las uñas secas elijo lo segundo, que es más fácil de tapar (por cierto, otros esmaltes que me gustan mucho para los pies: el número 061, Exotica, de Lasting Finish de Rimmel, en rojo con un toque dorado, y los números 64 y 76 de mi querido Mercadona, en rosa fuerte y coral ideales para el verano).
En fin. Ya que estamos, os digo algunos otros productos para pies que me encantan:

-El stick anti rozaduras de Compeed. Hace dos años que los zapatos nuevos no me hacen rozaduras gracias a este stick. Me lo pongo cuando estreno un par en las zonas más propensas a las rozaduras y las evita totalmente.

-La lima para las durezas de Mercadona. Es muy efectiva para suavizar los pies y dejarlos como el culito de un bebé. O casi.

-La crema Anti Durezas de Dr. Scholl. Vale, no la he probado, pero tengo unas ganas…parece buenísima. Eso sí, no sé si me quitará el sueño también…

Comienzos en cosmética

Todavía me acuerdo de la primera vez que usé un acondicionador para el pelo. Tendría unos doce años, y en el baño había un bote que nunca había visto: Elsève Jojoba (¿Elsève? ¿Jojoba? Suena a prehistoria). “Pues me lo pongo”, me dije. Y esa frase ha caracterizado mi relación con los cosméticos desde entonces. Aluciné cuando me aclaré el pelo. No sabía que podía estar tan suave. Y, por supuesto, no sabía por qué mi madre me había privado de esa sensación tanto tiempo. Qué cruel…

“¿Si? Pues ahora verás”. Desde entonces, empecé a probar todas las cremas, lociones y maquillajes de mi madre. El anticelulítico de Elancyl (con doce años no sé para qué, pero el bote era tan mono y se suponía que te pondría unas piernas maravillosas, que no me pude resistir). El perfume Dune, de Dior. Los coloretes de Margaret Astor (a la que le han quitado el nombre de pila, a la pobre, por cierto) y las tierras del desierto de Marcel Cluny. Las barras de labios y los lápices de ojos de Pinaud. La laca Elnett. Vamos, que el día que me metía en el cuarto de baño salía la niña hecha un cromo. Aunque eso era antes de que Ana Rosa Quintana apareciera en la televisión. Me explico: yo veía que esa señora siempre iba muy bien maquillada, con los ojos muy bien pintados. Así que empecé a imitar la forma que le hacían con las sombras. Y hasta hoy, cuando muchas amigas me han pedido que las maquille porque les gusta mucho cómo lo hago.

Supongo que de ahí me viene este gusto por probar cremas y productos de maquillaje nuevos continuamente. Bote veo, bote quiero. Por eso os cuento mis experiencias positivas y menos positivas con algunos de ellos:


-La línea de limpieza facial Pure Active, de Garnier. Me deja la piel súper fresca, limpia y libre de toda grasa, pero sin tiranteces. Sobre todo el exfoliante diario anti puntos negros. Pero también es muy bueno el limpiador integral 3 en 1 (que es limpiador diario, exfoliante y se puede poner como mascarilla), y el gel limpiador (igual que el de la línea Skin Naturals Clean Detox).

-El anticelulítico efecto frío de Mercadona. La primera vez que lo usé creí que me congelaba. De hecho, me gustaba mucho porque era bueno pero tuve que dejar de usarlo en invierno porque no lo soportaba. El de efecto calor no era tan potente, pero también estaba bien. Creo que ahora han aumentado la línea con varios productos específicos, pero no los he probado (Señores de Mercadona: aquí la conejilla de indias estaría dispuesta a probarlos para dar fe de su efectividad; gratuitamente, por supuesto).

-El anticelulítico de Shiseido. Ya lo sabéis, tengo especial predilección por probar estos productos en particular. Desde que me lo puse la primera vez noté cierta actividad en mi piel. Y a los veinte minutos estaba haciendo, ejem, pis. Efectividad total anti agua y anti celulitis.

-El sérum de efecto brillo para el pelo de Mercadona. Lo siento, pero esto, desde que me lo estaba poniendo, sabía que no era para mí. En mi pelo lacio y tendente a la grasa, sólo significó unos mechones apelmazados, tiesos y nada brillantes, por cierto. Pero la promesa de un pelo suave y brillante me había conquistado. Creo que lleva tres años en mi baño.

-El champú de efecto espejo de Elvive. El del bote rosa con proteínas de perla y de su padre. Como si me hubiera lamido una vaca. Y lo mejor es que me enajené en la tienda y me había comprado el champú, el acondicionador y la mascarilla sin aclarado. El champú lo usé para limpiar los pinceles de maquillaje, pero no hubo manera de encontrarle uso a los otros dos productos, que acabaron en la basura.

-La máscara de pestañas efecto eye liner, de Bourjois. Muy negra, muy intensa, con efecto eye liner, es verdad, pero también con mucha tendencia a extenderse por los párpados. Me dejaba los ojos como los de Massiel después de una boda.

-El colorete Pastel Joues, de Bourjois también. Lo compré un poco a lo loco, porque quería uno rosa luminoso y era barato (y el primero que vi). Estoy deseando comprarlo otra vez porque ninguno me ha dejado mejor cara que ése. Lo mismo me pasó con un lápiz de ojos verde (también luminoso, empiezo a pensar que ni que trabajara para Unión Fenosa), de Astor.

Y podría contaros muchas más experiencias con productos. Esto parece un juego de prueba-error, en el que muchas veces no se acierta, pero por suerte las pérdidas suelen ser pequeñas y los experimentos suelen ser un placer. Por eso me encanta.

Lo que viene este otoño 2010

Faldas sesenteras (semi-largas)



Pantalón campana

Capa
Print Leopardo

Pantalón pesquero
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