PROMOS

adelgazar sí, pero con cabeza

Como dicen por ahí...los milagros a Lourdes!!! ... Pero claro, a mí, con esa inocencia que me caracteriza, después de todo lo que sé sobre trucos publicitarios, marketing, publicidad engañosa etc.. etc.. pensé: Bueno y sí funciona?... Lo probaré, total no tengo nada que perder (ni que lo diga..)

Hablo de un "original" método adelgazante, concretamente de una zona problematica: la barriga.

Hablamos de SlimBelly, un método patentado “Airpressure-Bodyforming-Concept” (ABC-one) aumenta la circulación sanguínea en las zonas de grasa localizada a través de dos cámaras de presión. Se trata de una especie de cinturón de plástico, conectado a unas válbulas que inflan y desinflan el mismo, mientras haces ejercicio cardiovascular.



¿Qué promete?
Promete perder en 4 semanas entre 4 y 8 cm de perímetro abdominal y de 2 a 4 cm de piernas.(sí porqué también tienen uno para las piernas).

¿Cuál fue mi resultado?
Después de todo no perdí ni un centimetro de menos... (te toman medidas antes, durante y al final del programa)

Conclusión: Perdí 130 euros que me costó la broma en un gym de Barcelona. Perdí tiempo invertido en ello... Los milagros no existen, si quereis adelgazar, hacer ejercicio, seguir una dieta con cabeza, pero olvidaros de métodos rápidos o que prometan cosas demasiado buenas para ser verdad.

*Opinión basada en mi experiencia personal.
** A mí no me ha funcionado, puede que a otras personas les funcione.

Fiiiiiiirmes!!!!

He adoptado una nueva postura. Y no me refiero a mi opinión o mi actitud ante un determinado tema. Me refiero a que he decidido, por fin, que voy a llevar los hombros como hay que llevarlos.

Es decir, rectos. Hacia atrás. No como Ana Obregón, que no aspiro a tocarme los omóplatos con los codos, pero sí al menos para ir derecha por la vida. Porque siempre he caminado muy derechita, pero con los hombros echados hacia delante (sé que suena raro, pero se puede). Mi madre siempre dice que es porque cuando era pequeña era la más alta de mis amigas (y de mi clase, y de mi curso, y de mi pandilla…vamos, que cuando hice la comunión no hubo narices a encontrarme un vestido que me tapara los pies, y en la foto parezco Alicia en el País de las Maravillas cuando se come la tarta y crece sin parar) y me daba vergüenza además cuando me salió el pecho (que tengo ahora el mismo que entonces, es decir, casi ná’) y por eso me encogía. Pero no es por eso. Es por comodidad. Porque llevar los hombros hacia atrás es muy incómodo.

Pero es lo que queda bien. Y es que una buena postura corporal hace mucho por nuestra imagen. Seguro que ahora mismo os estáis enderezando, y os habéis dado cuenta de lo encogidas que estabais… Pues eso. Cuando una está con la espalda recta, la cabeza alineada con la columna, los hombros derechos, la tripa dentro (sin asfixiarse) y las caderas alineadas, tiene una imagen más estilizada, de más seguridad en una misma. La ropa sienta mejor. Se nos ven menos mollitas. Vamos, que es una cura de belleza instantánea. Y además es más saludable.

Por eso yo he decidido, por enésima vez, que voy a mentalizarme y a llevar los hombros como debe ser. El resto de la postura siempre la he llevado bien, entre otras cosas gracias a que hice gimnasia rítmica algunos años, y eso te hace estar siempre bien estiradita. De hecho, tengo los abdominales marcaditos principalmente por eso, porque siempre llevo la barriga “apretá”. Igual que el culo. Pero los hombros son mi cruz.

Ayer estuve en un evento, mucho rato de pie, y además con tacones. Y me mentalicé para llevar todo el rato los hombros rectos. Qué coñazo, por dios. Al principio tenía que estar todo el rato pensando en la postura. Luego, lo hacía ya sin pensar. Pero al rato me daba cuenta de que me había vuelto a relajar y… ¡firmes otra vez!



Lo gracioso es que, con los hombros hacia atrás, los brazos me quedan más cortos. Quiero decir, que no me llegan tan abajo las manos. Y entonces no me podía meter las manos en los bolsillos porque en el vestido que llevaba están muy bajos (es gracioso, ¿eh? Imaginadme intentando meter las manos en los bolsillos sin relajar los hombros, con la lengua fuera en plan esfuerzo, medio torcida). Y no iba a estar ahí con los brazos rectos a los lados del cuerpo, en plan militar. 

Total, que decidí adoptar la postura Judith Mascó: con los brazos doblados, juntando las manos como si tuviera algo entre ellas, pero sin tener nada. Una postura que está muy bien si te van a hacer una foto porque queda muy elegante, pero que más de cinco minutos te hace parecer idiota o incluso el Sr. Burns de los Simpson. Así que estuve toda la noche alternando: postura Mascó, una mano en la cintura, una mano al plato de jamón para disimular, un brazo al lado del cuerpo y el otro doblado con una copa en la mano… vamos, que casi me cojo una empachera y un colocón por estar rectita. Y no sabéis el dolor de hombros que llevaba cuando llegué a casa, que creo que esta noche he dormido en posición fetal para compensar.

Pero bueno, el caso es deciros que es muy importante tener una buena postura siempre, estemos sentadas o de pie. La ropa sienta mejor, como os decía, porque al llevar los hombros rectos no se hace un hueco en el escote (y no enseñamos de más; de hecho, yo así lleno más el sujetador, parece que tengo una talla más). Aunque a mí con algunas camisetas ahora el hueco se me hace detrás, porque antes lo llenaba con la chepa… Además, ¿habéis visto alguna vez que a las que nombran como las más elegantes estén encorvadas?

Un descubrimiento, y un sorteo al mismo tiempo

Hoy, que es viernes y ha nevado, voy a hablar de una cosa que no tiene nada que ver con eso… ;)

Os traigo a una nueva diseñadora que está dando mucho que hablar (y lo hará más todavía), y que viene a presentarnos su filosofía, sus diseños y su historia. Se llama Carolina Von Hawk, y presentó su colección el pasado 10 de febrero. Esto es lo que nos ha contado (ah, leed hasta el final, porque tenemos sorpresa relacionada con esta creadora):

Mi nombre es Carolina Pérez-Gavilán. Nací en Valladolid hace 26 años, aunque en mis venas corre sangre andaluza y madrileña y eso se nota.
Desde que era pequeña me encantaba hacer pequeñas piezas de bisutería. Mi padre se dedicó durante un tiempo al mundo de la joyería, y yo sentía una especial atracción por la elegancia de las joyas.

Tome la decisión de estudiar una carrera como Derecho, y gran equivocación, porque unos años más tarde, di vuelta sobre mis pasos y empecé a estudiar patronaje.

Como la moda es así, no me lo pusieron nada fácil, y aunque antes de empezar a estudiar ya trabajaba como diseñadora, me sentí obligada a dejar la escuela unos meses más tarde para poder seguir trabajando. Di un salto enorme, pasando a dirigir un departamento de comunicación de una empresa textil que factura más de 2.000.000 de euros anuales y que está presente en 20 países... pero de nuevo mi vocación al diseño volvió a llamarme de nuevo.

Así que en febrero de este año, saqué una colección muy pequeñita que me sirve como boceto para la colección que presentaré en septiembre de 2011 en distintas plataformas, algunas de ellas de gran relevancia mundial...

A los críticos de moda les gusta lo que hago, dicen que hay una gran identificación entre mi personalidad y mis diseños. Es cierto que soy una persona descomplicada y elegante, y quizá la virtud que más valore sea la discreción y el saber mantenerse en un segundo plano. De ahí que elija siempre formas femeninas y delicadas, pero nunca vulgares, defendiendo esa belleza de quien no necesita ser clamorosa para llamar la atención.

Para poder tener un diseño de Carolina Von Hawk, hay que mandar un mail a carolinaperezgavilan@gmail.com Son todo modelos hechos a medida que oscilan desde los 80 euros a los 300 euros.

Todo fabricado en España y de forma artesanal, pues uno de mis grandes compromisos es la no explotación infantil.


Aunque con esta biografía más o menos sabemos todo sobre Carolina como diseñadora, le hemos hecho algunas preguntas más:

-¿Desde cuándo estás en este mundo del diseño? ¿Cómo empezaste en él? ¿Cómo fueron tus comienzos?

Empecé en una empresa textil haciendo correcciones en diseño, pero desde que soy una niña, hago collares, pendientes... Solía venderlo a familia y amigos, pero nunca imaginé que algún día podría profesionalizarlo.

- ¿Para qué tipo de mujer diseñas? ¿Cómo definirías tus creaciones? ¿En qué te inspiras?

Diseño para una mujer culta y segura de si misma, que no viste para impresionar sino para trasmitir elegancia y discreción. Mis creaciones se inspiran en mi forma de ver el mundo. Creo que es importante que un diseñador se de a conocer a través de sus creaciones. Yo soy descomplicada y divertida, siempre tengo algún punto extravagante, pero sobre todo mis diseños girar en torno a mi compromiso con la feminidad y el respeto a la mujer.

- ¿Qué tendencias nos traes para esta nueva temporada?

Yo no creo en las tendencias, creo más bien en el estilo. Aunque aquí hablo como diseñadora, no como consumidora de moda. Soy una fanática de la vida y obra de Coco Channel, y de hecho llevo un tatuaje en la espalda con una frase suya: Le style c´est moi. Como decía ella: el estilo permanece, la moda se desvanece.

¿Dónde pueden adquirirse tus diseños? ¿Haces desfiles en algún sitio? ¿Tienes web?

Pronto estaré en muchos puntos de venta por toda España, y este año daré alguna sorpresa en el mundo de las pasarelas... ¡pero hay que esperar! Mi web está en proceso... pero cualquiera que quiera conocerme puede hacerlo a través de mi correo electrónico (carolinaperezgavilan@gmail.com) o a través de facebook: Carolina von Hawk.

- ¿Qué nos puedes decir del tema de la belleza, el maquillaje, el peinado…? ¿Algún truco?

Un truco de belleza es beber mucha agua y echarse una buena crema hidratante en la cara tres veces al día, regeneras la piel y evitas tener que maquillarte a diario.
Siempre llevo las uñas pintadas de rojo, concretamente de Rouge Dragon 475 de Chanel.
Creo que la coleta con el pelo liso y raya al medio es el look que más rejuvenece... me gusta mucho ir así peinada.
Y lo más importante ¡Sonreír siempre aunque cueste!

Pues bien, querid@s aquí va la sorpresa: vamos a sortear una de las creaciones de Carolina Von Hawk entre vosotr@s. Sólo tenéis que dejar un comentario en este post, ser seguidora del blog, y el procedimiento será como siempre: el ganador será aquél cuyo comentario coincida con las últimas cifras del sorteo de la ONCE del viernes 11 de marzo. Si el número es más alto, se vuelve a dar un número a cada comentario desde el último que hubo, hasta llegar al que salga en el sorteo.
El premio es una prenda, que tiene que ser de la talla 38, o una capita como la de cuadros que aparece al principio. Personalmente, me parecen unas creaciones muy ponibles y al mismo tiempo diferentes de lo que vemos cada día en la calle y en las tiendas.

¡Suerte y aaaaaaa jugaaaaaaaaaaaaaaar!

¿Qué me pongo?

Hermosas mías...

Me han invitado a ver el desfile de Sita Murt en Cibeles Madrid Fashion Week el próximo lunes 21. Estoy emocionada. Me apetece un montón. Ya sé que me tengo que maquillar bien por la mañana, porque no creo que me dé tiempo a ir a casa antes de irme para Ifema. Pero...

¿¿¿¿¿¿¿Qué leches me pongo para ir a un desfile de moda???????

Vale, no es que me vayan a sentar en el front row, ni me vayan a hacer fotos para The Sartorialist o Elle, pero una quiere ir mona, adecuada a la ocasión, estilosa... y no tengo ni puñetera idea. Ni ropa para ello, creo.

¿Alguna sugerencia?


Lidia, Crisús, Isa, None, cualquiera que sepa de esto... ¡os necesito!


Por cierto, se admiten regalos y envíos de ropa monísima.

Cambio de registro

A reinventarse toca. Y como dije que no quería tener nunca más el pelo panocha, aquí veis el resultado. Me he puesto el tinte Castaño Oscuro de Casting Crème Gloss, de L’Oreal. Le he cogido el tranquillo a esto de ponerme el tinte en casa, y esto encantada. Por cierto, que hace poco leí en The Beauty Blog que esta línea de tintes caseros saca una gama en espuma o mousse que es mucho más cómoda de aplicar. Habrá que ver qué tonos tiene, pero parece que es una buena innovación.

Además, me armé de valor y le pedí a mi chico que me hiciera una foto para el blog. Será que le puse carita de pena, porque aceptó sin rechistar y sin poner cara de “esta chica…”.

He querido poneros los ojos cerrados no porque sea así de lánguida, sino porque quiero que veáis las sombras de ojos que me puse (aunque no se aprecia realmente el color que se veía en la realidad, pero bueno). Porque ahora que soy morena me tengo que habituar a usar otros tonos de sombra, de maquillaje y de colorete. Que el viernes me maquillé como siempre y además estaba un poco cansada y el resultado fue parecido a Morticia Adams. Daba miedo…




En esta foto llevo las sombras de una paleta de edición limitada de Mac que me compré hace mucho y de la que sólo usaba el tono marrón oscuro y uno rosita claro. La paleta se llama Fresh Cut. Y ayer hice el experimento de ponerme en el párpado móvil un tono caldera que trae, que se llama también Fresh Cut, y salió bien. Quedaba muy cálido, tirando a rosa fuerte más bien, pero bonito. Como eyeliner, en lugar de lápiz, me puse la sombra marrón oscura de esa paleta, que se llama Poppy Noir, también en el párpado inferior, y en el párpado fijo, bajo la ceja, el color Sun-Shy, también de esta paleta (que es que da mucho juego) y el iluminador Mineralize Skin Finish, también de Mac.

En el rostro, me puse una muestra de Ideal Matte, la base de maquillaje de Estée Lauder en mousse. Está bien, pero me da una sensación rara porque se extiende algo peor que las bases más líquidas. Eso sí, me evita algo más los brillos que otros maquillajes (aunque me pasé un tissue antes de la foto, no quería deslumbraros cuando el flash se reflejara en mi frente). Como colorete, en vez del rosa de Bourjois habitual, me puse uno melocotón de L’Oreal. Concretamente, el tono 157 del Blush Delicieux. Queda muy bonito, sobre todo cuando se está un poco morena. Y para dar forma al rostro y algo de color me puse los maravillosos Ultraglow. La verdad es que los uso poco para lo buenos que son. Prefiero gastar antes los polvos de sol de Deliplus por no tener mil cosas empezadas, pero realmente los Ultraglow son los que mejor se adaptan a mi color de piel (al mío y al de cualquiera), duran y quedan mejor.



En los labios me puse un brillo voluminizador de esos que hace que te piquen un poco… A mí se me quedaron unos minutos dormidos. Tuve que dejar de comer pistachos, porque era como si viniera del dentista con la anestesia y no controlara lo que se quedaba dentro de mi boca. Y, por supuesto, olvídate de beber algo si no quieres que se te esturree por la barbilla… Pero este tipo de brillos quedan muy bien, ¿eh? Y estoy exagerando, que para eso soy andaluza. En concreto, éste es el Watershine Volume XL de Maybelline transparente (el tono 601).


Prometo poneros un post en estos días de los colores de maquillaje que quedan mejor según seas rubia, castaña o morena, y según el tono de piel. Me compré el otro día la revista Cuore Biuty y me ha sorprendido gratamente. Tiene un artículo de esto que os digo y muchos más, con unas fotos muy buenas para fichar los looks y copiar la forma de maquillarse de muchas celebrities. Voy a sacer petróleo de ella para el blog… (sin plagiar, señores agentes, no se me pongan nerviosos).
Recordad que seguimos con el concurso de la diseñadora Carolina Von Hawk, donde podéis ganar una de sus prendas con sólo dejar un comentario en ese post.

Raíces Cuadradas

Otra vez vengo a pediros consejo, opinión, ayuda, recomendaciones y sugerencias. Como si fuerais el consultorio de Elena Francis, pero en plan comuna. Y no son de matemáticas, a pesar del título. Sino porque tengo un dilema existencial, que nunca antes se me había planteado: las raíces del pelo.
Esas grandes desconocidas para mí hasta que en la peluquería decidieron ponerme el color de tinte que les salió a ellas del papo.

¿Recordáis que en Nochevieja fui a la pelu a retocarme el tinte vegetal y las puntas, y que les pedí que me pusieran el color algo más oscuro, y que al final el que me salió fue uno más claro aún? Un castaño praliné, muy marroncito, muy mono, muy brillante al salir de la pelu. Muy porculero molesto cuando a la melena le da por crecer. Porque a mí el pelo me crece despaaaaaaaacio, pero hombre, algo me crece. Y parece que ahora le ha dado por crecer más rápido. Bieeeeeeeen, bien. Eso está muy bien. Salvo por el hecho de que en menos de un mes se me ven ya unas raíces oscuras que no me he visto en la vida. Que parezco Loli Álvarez, pero sin el rubio platino. Y sin Leonardo Dantés y Toni Genil alrededor, claro.

Y me está dando una rabia… Así que he decidido adentrarme en un mundo desconocido para mí: el de los tintes caseros. Porque paso de ir otra vez a la peluquería, que me cueste otra pasta que ahora no puedo gastarme y que al final terminen poniéndome, otra vez, lo que a ellas les parece bien. ¿Que me va a quedar muy oscuro? Pues que me quede, chica, que me quede. A juego con el futuro que tenemos por delante. Además, ya conozco yo a mi pelo, y el muy ladino está decidido a absorber poco tinte, con lo cual la oscuridad me dura poco.



Y aquí es donde entráis vosotras. Porque, como os he dicho, en la vida he utilizado un tinte casero. Y ni sé cómo ponérmelo, ni qué color coger, ni qué marca. Que ayer me acerqué al Bodybell y entre que eran las dos menos tres minutos y cerraban y que me vi delante de un estante con Garnier Nutrisse, Garnier Herba Brillo, Naturtint, L’Oreal Excellence, L’Oreal Casting Gloss, y la madre que lo trajo y el castaño praliné, el castaño chocolate, el castaño intenso, el negro azulado, el negro violín y la otra madre que lo trajo, casi entro en cortocircuito. Qué estrés, por dios. A punto estuvieron de salirme canas, creo yo.

Total, que por favor os pido que me digáis. ¿Cuál es la marca que me recomendaríais? ¿Qué color, teniendo en cuenta que quiero un castaño oscuro pero no negro, más bien tirando a chocolate (sin leche), y que quede muy brillante, con mi pelo de base castaño normal (castaño soso, vamos)? ¿Y cómo me lo aplico? ¿Parecerá que mi baño ha sido escenario de una guerra con armas químicas después de que me ponga manos a la obra?

A mí no me la das

Que no nos cuenten milongas, por favor…
Hoy vengo reivindicativa. Porque es lunes. Y dicen que el día más triste del año (¿?). Y porque estaba leyendo una revista esta mañana y me he encontrado la típica entrevista a una chica estupendérrima donde le preguntaban qué hacía para estar así de bien. Y la tía, ni corta ni perezosa, soltaba la frase de siempre. ¿La adivináis, no? Venga, que os doy pistas: dormir; agua; limpiarme la cara por la noche.

¿Pero es que se creen que somos bobitas, o qué? Si estos “trucos” fueran tan efectivos, la industria cosmética y de dietética no facturaría millones de euros cada año. Y todas estaríamos cañonas. Pero no es así. Y la genética ayuda, pero no me creo que todo el Star System tenga la fantástica suerte de tener una genética que les permite tener cuerpazos y pieles de seda sin esfuerzo.

A mí lo que me gusta es la sinceridad. La naturalidad. Saber que estas personas de las revistas y las películas de algún modo son como nosotras. Con sus defectos y sus esfuerzos para estar bien.
Por ejemplo, hace poco leí una entrevista a Sharon Stone (o eso decían, al menos, que muchas veces una no sabe si la entrevista es real o se la han inventado) y decía que para estar así de estupenda, tiene que cuidarse mucho. Que su comida, básicamente, es muy sosa y se basa en frutas y verduras. Que se ha puesto bótox, aunque lo ha dejado. Que se pone muchas cremas (de Dior, claro, no te jiba; a ésta no la veremos en Mercadona comprando las de Deliplus, aunque mira que son buenas). Que no le gustan sus nalgas y tiene que hacer mucho ejercicio para mantenerlas bien (mira, por lo menos no dice que lo que menos le gustan son “sus pies”, como dicen la mayoría de las petardas. “Odio mis pies” dice una entrevistada. “Esta chica es tonta” es la frase que me sale automáticamente cuando la que lo ha dicho es una supermodelo). También dice la Stone que bebe mucho té y toma todos los días una infusión purificante (si alguien sabe qué coño es eso, que me lo diga porque la quiero ya; necesito purificar mi piel; y mi cuerpo; y mi alma, que soy una arpíaaaaaaaa, como podéis leer). A lo que vengo con todo esto es a que esta mujer, que qué mujer, por dios, no es un extraterrestre y reconoce que tiene que cuidarse, y mucho, para que la veamos como la vemos (sin contar el photoshop).
Otra que también es clara es Ariadne Artiles. Mira que me gusta esta chica, oye. Natural como la vida misma. Bueno, vale, el pecho no lo es (por cierto, otra petición: el nombre de su cirujano; es sólo por saber, ¿eh?), pero al menos reconoce que se pasa hora y media en el gimnasio todos los días para tener ese cuerpazo, y que cuida mucho su alimentación, y más aún si tiene algún trabajo en ciernes (es decir, casi siempre).
Lo que quiero decir es que me molesta que nos tomen por tontas. Vale que la mayoría de estas personas no pueden dar marcas de productos porque se cerrarían puertas a futuros contratos de publicidad (yo voy a hacer lo mismo a partir de ahora, que nunca sabe) y no es plan de decir que están amargadas venga a dietas, venga a ejercicios, venga a tratamientos. Pero que nos digan siempre la frasecita de “para estar así de estupenda, sólo tengo que dormir mucho y beber mucha agua. Ah, y comer de todo, a mí me pirra el chocolate”. ¿Cómoooorrrrr? Éstas a tomar chocolate lo llaman oler una onza durante cinco segundos, que más tiempo engorda. Y del puro sin azúcar, vayamos a leches…

En fin, poquito a poco a lo mejor lo conseguimos. Mirad, Nicole Kidman, que acaba de reconocer (no sabemos si bajo tortura o amenaza de hacerla volver con Tom Cruise) que se ha puesto bótox. ¿Bótox sólo? Maaaaaaadre mía. ¡Si parece un muñeco de José Luis Moreno! Pero es un comienzo. Lo mismo en una de éstas la Pataky reconoce que se operó la nariz. Y los pómulos. Y el pecho. Y las cartucheras. Y… Ufff, eso daría para más de una revista, ¿no?

Vaaale, lo siento. No tengo nada en contra de Elsa. ¡Pero que no nos la quiera dar con queso! (que engorda)

McGyver, Rosa McGyver

Aquí estoy de vuelta. Dispuesta a contaros mis aventuras de mis vacaciones. 

Tranquilas, no voy a hablaros de Mar Caribe, días soleados con altas temperaturas, hoteles maravillosos y aguas cristalinas. 

Porque, entre otras cosas, nos ha costado un poquito verlos (pero, todo sea dicho, lo hemos disfrutado). 

Ni tampoco os voy a contar toda la lista de despropósitos que hemos experimentado (retraso en el vuelo, un pasaje para colgarlo por los coj, digo por los pulgares, del palo más alto, pérdida de una maleta durante tres días, hotel horrible hasta que conseguimos que nos cambiaran a uno en condiciones, cortes de agua cuando uno está enjabonado, llamadas a las 2 de la mañana para hacer bromitas...). Más que nada, por no acordarme. Aunque ahora, en la distancia, nos reímos de todo. Pero madre mía, habríamos matado a más de uno y más de dos...

Lo que os quiero contar, ya que esto es un blog de belleza, es cómo me apañé durante tres días sin neceser. Sin pinzas de depilar (y yo sin depilarme las cejas no quedo con un aire a lo Natalia Vodianova, sino más bien a lo Macario, me parece a mí). Sin contorno de ojos (con lo que yo tengo en los ojos: bolsas, ojeras, primeras arrugas...). Sin gel, champú, acondicionador ni peine de púas anchas (y mi pelo no se pude desenredar con cualquier cosa, porque se parte con mirarlo). Sin líquido para las lentillas (menos mal que las que llevo puedo ponérmelas hasta una semana sin necesidad de quitármelas para dormir, porque si no iba a ir como Rompetechos por la playa). Sin exfoliante. Sin aftersun...Sin nada. Vamos, un horror.

Menos mal que en el bolso llevaba, a falta del neceser de emergencia que llevo siempre en el bolso (porque con lo que llevo ahí no me habrían dejado subir al avión pensando que iba a fabricar un bomba en pleno vuelo), la típica bolsa transparente con cosas de aseo de emergencia. El serum de Clinique Repairwear Laser Focus, vaselina, sobrecitos de Hidragel de Rosas de Carla Bulgaria Roses Beauty, el protector solar facial con color de Mercadona SPF 50, el cepillo del pelo, y una pastilla de jabón de glicerina. Mi salvación. Y a la que uní cositas que fui recopilando del hotel.

Tuve que sacar a la McGyver que llevo dentro y usar productos que sirven para otras cosas para los fines que yo necesitaba. Para limpiarme la cara, recurrí al jabón de glicerina, que en realidad es para las manos.

 Aunque puede ser un poco fuerte, con la piel que tengo (ya sabéis, grasa como el tocino) me fue bastante bien. Como contorno de ojos, usé la muestra del serum Repairwear Laser Focus de Clinique. Para darle un poco de vida a la mirada por la noche, vaselina en los párpados (les da un brillo y un color natural bastante favorecedor) y en las pestañas (les da volúmen y además las fortalece, aunque si lleváis gafas y tenéis las pestañas largas como yo no es una buena idea a no ser que queráis ver la realidad así como distorsionada por una capita de grasa...). Como protector solar para todo el cuerpo, el facial de Mercadona. Se me veía el escote con un color precioso, a pesar de no haberme dado el sol todavía...

Como aftersun, el Hidragel de Rosas de Carla Bulgaria. Buenísmo porque refresca e hidrata un montón. Como exfoliante, azúcar mezclada con gel de ducha (del hotel, claro) para el cuerpo, y en la cara edulcorante, que es más fino. Y quedé de un dulcecito...mmmmm. Si es que cuando quiero soy un bombón, jaja.
Total, que para cuando nos llegó la maleta, al tercer día, casi ya ni necesitaba las cosas. Me había asalvajado...Bueno, el Listerine sí, estaba como loca por tenerlo. Porque allí compramos cepillos y pasta de dientes, pero la verdad es que estaba todo a precio de oro. Como si fueran de Chanel, vamos.

En fin, podría deciros que al final todo terminó bien. Sí y no. Porque ya teníamos nuestras cosas, nuestra ropa, un hotel en condiciones (Barceló Bávaro Palace de Luxe, muy, muy recomendable; y no os doy el nombre del primero porque es para matarlos), y el sol asomaba entre las nubes cuando le daba la gana. Podíamos descansar. Pero algo tenía que pasarnos el último día, para venir con más anécdotas. Y, como las anécdotas no venían por sí solas, las buscamos nosotros.

¿Que tenemos que hacer el check out pero tenemos toda la mañana para estar en la playa y hay que aprovechar el poco tiempo que nos queda aquí? Pues sí, vamos a ello. Pero qué pereza ponerse protector solar ahora, para luego estar pringados, sin saber si podremos ducharnos (en ese país, nunca se sabe). Y, además, está nublado. Pues cero protector solar, que tampoco va a pasar nada. ¿Que no pasa nada? Naranjito parecíamos cuando volvimos. Qué color, qué refulgencia, qué dolor al ponerme los vaqueros...

Y ahora la parte de belleza correspondiente: me salvó el Hidragel de Carla Bulgaria (hasta tres veces me la puse en el avión), la crema Hidramax+ de Chanel, mucho aceite de baño al aloe vera de Mercadona por las mañanas y la hidratante triple acción de Nivea por las noches en el cuerpo, y la mascarilla hidratante de Sannai. Y mucho cuidado al ponerme los calcetines.

PD: Nunca pongo fotos mías, pero después de contaros todo lo que os he contado, tenía que poner una foto en la que tuviera buena cara para que veáis que no todo ha sido tan malo, aunque lo cuente como lo cuento para que os riais un poco...

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