¡Buenas tardes!
Aquí me he sentado delante del ordenador, para deciros varias cositas que quiero comentar o que os debo. Aquí van:
-No puedo comentar en los blogs y ni siquiera en el mío, y por eso no contesto a vuestros comentarios. Pero, como siempre, os los agradezco mucho, mucho, mucho. Me dienan de odgudio y zatizfaddion (aunque no lleve muletas con claxon; y muelles).
-Para Anónimo: te dejo el enlace de la web del centro de belleza del que os he estado hablando estos días, para que tengas sus datos de contacto: http://salon-de-belleza-mym.es/ Está en Alcalá de Henares, por cierto.
Aquí me he sentado delante del ordenador, para deciros varias cositas que quiero comentar o que os debo. Aquí van:
-No puedo comentar en los blogs y ni siquiera en el mío, y por eso no contesto a vuestros comentarios. Pero, como siempre, os los agradezco mucho, mucho, mucho. Me dienan de odgudio y zatizfaddion (aunque no lleve muletas con claxon; y muelles).
-Para Anónimo: te dejo el enlace de la web del centro de belleza del que os he estado hablando estos días, para que tengas sus datos de contacto: http://salon-de-belleza-mym.es/ Está en Alcalá de Henares, por cierto.
-El otro día probé el truco de la aspirina para exfoliar el rostro y para los pies doloridos. Veredicto: es muy buena para exfoliar la cara; buenísima. Se te queda la piel suave, satinada, y los puntos negros de la nariz que me pueden ver desde la Estación Espacial Internacional (sin telescopio ni nada) están mucho más limpios y pequeños. Ha sido todo un descubrimiento. Eso sí, después de usar este truco hay que limpiar bien el lavabo del baño, que si no parece que Belén Esteban y Pocholo han estado por allí rondando y fiesteando.
En el caso de los pies doloridos, creo que puse el agua demasiado fría y no noté bien el efecto, porque los pies me seguían doliendo pero más bien en plan Juanito Oiarzábal a punto de congelarse en el Himalaya (sin que Edurne Pasabán le rescatase...). Probaré el truco con agua tibia la próxima vez.
En el caso de los pies doloridos, creo que puse el agua demasiado fría y no noté bien el efecto, porque los pies me seguían doliendo pero más bien en plan Juanito Oiarzábal a punto de congelarse en el Himalaya (sin que Edurne Pasabán le rescatase...). Probaré el truco con agua tibia la próxima vez.
-Sabéis que me compré hace un tiempo un libro de Yoga en Diez Minutos (no la revista, sino diez minutos al día) con fotos, y después uno de Pilates para Dummies. Pues puede parecer un poco gilipollezco, pero me encanta. Y noto resultados. Ahora soy mucho más consciente de que tengo que mantener una buena postura. No llevo los hombros encogidos como si fuera el Sr. Burns, y tengo el ombligo soldado a la columna vertebral, y la espalda no me duele nada. Os recomiendo probar alguna de estas dos disciplinas, si podéis.
Y nada más. Espero escribir un post más entretenido estos días con mis últimas pruebas de productos que me han convencido y que no.