Como una rosa debería estar, ya que llega por fin el tiempo primaveral (aunque no sabemos hasta cuándo), los días son más largos y, siendo un poco ñoñas, mi nombre acompaña. Pero no. Lo que estoy es como una rosa… chunía. Porque, aunque los días son más largos, las noches se me hacen eternas, duermo poco y para colmo estoy cogiendo un resfriado primaveral. Vamos, que no sé cómo no me toca el Euromillón con esta suerte que tengo.
Pero, afortunadamente, tenemos aliados que nos ayudan a vernos mejor y que además con este tiempo están de plena actualidad. Porque, ¿hay algo más primaveral que una rosa? Su color, su aroma y su visión nos traen esta estación tan deseada. Y además, nos pone guapas. Os cuento:
El sábado, después de acostarme a las tantas el viernes, tenía la cara algo así como una acelga. Apagada, con un tono cetrino, con ojeras y bolsas. Como éste de aquí al lado, pero sin piercing. Un cromo, niñas. Así que decidí copiarle la idea a Carla Royo-Villanova y me hice una mascarilla con el Hidragel de su línea de cosmética Carla Bulgaria Roses Beauty. Me lo puse después de limpiarme la cara y exfoliarme con los productos de la línea Pure de Garnier, que la dejan súper limpia y fresca. Me puse una capa gruesa del Hidragel en toda la cara, incluyendo el contorno de ojos (algo que no se debe hacer con el resto de mascarillas), y me lo dejé actuar 15 minutos, mientras me duchaba. Es súper fresquito, y despeja y descongestiona un montón. Luego, retiré el resto con un algodón empapado en tónico de rosas (usé el que me compré hace poco en la farmacia, pero Carla Bulgaria tiene uno buenísimo que además me pareció ver hace poco que ahora también está en formato spray, pero no estoy segura). Y se me quedó la piel calmada, hidratada, con menos bolsas y ojeras. Vamos, como si hubiera dormido un par de horas más, aunque la siesta de la tarde no me la quitó nadie.
Otro producto relacionado con las rosas que me está yendo genial es el tónico que acabo de mencionar que me compré en la farmacia. Me deja la piel suave, lisa, fresca y sin rastro de irritación. Desde que lo uso me veo la piel con menos granitos y más luminosa. De hecho, Carla en su blog habla de lo bien que van los productos de rosa para muchas cosas, entre ellas el acné. Podéis verlo en este enlace con detalle: http://www.carlabulgaria.com/blog/?p=1509
Aunque mi punto débil siguen siendo los puntos negros. Mira que me limpio bien la piel y me exfolio a menudo, pero algunos no hay manera. Sin ir más lejos, ayer me quité uno de la mejilla (lo sé, no se debe, pero es que es superior a mis fuerzas) enorme. Qué tamaño, por dios. Parecía una bota de vino, lista para empinarla y beber ¡uajaaaaaaaa! Luego, para regenerar la piel, no hay nada mejor que el aceite de rosa mosqueta. Es muy efectivo para combatir las arrugas, perfecto para evitar las estrías, y genial para minimizar las marquitas y las cicatrices. Eso sí, como es un poco graso hay que usarlo con moderación en las pieles con acné o de tendencia grasa. Se puede añadir a la crema hidratante si tenéis la piel seca, o ponerlo directamente en la piel cada noche si la tenéis más grasa. Podéis comprarlo en herbolarios, donde lo suelen vender en frasquitos pequeños que valen unos 5€ (es lo que me costó a mí cuando lo compré hace algunos años), y en farmacias.
Y qué más… Pues que el otro día leí en The Beauty blog que Issey Miyake ha sacado su perfume nuevo, o más bien su perfume reinventado, L’eau D’Issey Florale, que es como “una rosa recién cortada”, pues está basado en esta flor. No sé si es mi estilo, la verdad, pero a primaveral le ganan pocos seguro.
Así que ya sabéis, para veros frescas como lechugas, seguid el camino de rosas…