Érase una vez una muchachita a la que se le acabó el perfume y su corrector de ojeras estaba en las últimas. La solución que había para ello era fácil: comprarlos.
¿Inconveniente? Tenía un plan: el 23 de agosto es mi santo (sí, ya sabéis que la chica del cuento soy yo) y, como siempre, esperaba que mis padres se estiraran regalándome algo. Como nunca saben qué regalarme, yo se lo pongo fácil pidiéndoles lo que mejor me venga en ese momento. Lo habéis adivinado: el perfume (el corrector ya me lo puedo comprar yo, no está la economía tan, tan mal). Así que tenía que esperar a que llegara mi santo para darle poner en marcha mi plan (que, además, consistía en comprar las dos cosas juntas para tener más posibilidades de que me regalen muestras en la perfumería, que es lo que más me gusta de comprar en esos sitios).
Teniendo en cuenta que esto me pasó el día 10 de agosto, imaginadme rebañando el tubito recortado del corrector, que casi encuentro petróleo, y usando las muestras de perfumes que he ido recopilando a lo largo de los años y a) no me espantan a mí ni a los de mi alrededor y b) siguen en perfecto estado de conservación. Narciso Rodríguez ha sido el ganador porque tenía dos muestras y porque la verdad es que huele estupendamente (el perfume, chicas, no el tal Narciso, que ni idea ni ganas).
Previsión: el día 24 ya podían estar el corrector y el perfume en mi poder (en estos momentos, después de soltar esa frase, me dan ganas de soltar una risa maléfica, en plan “Ha, ha, ha”, con voz profunda, como las malas de los cuentos “Ya están en mi podeeeeeeeer”; por cierto, Mac saca en octubre una nueva línea de maquillaje basada en las malas de los cuentos de Disney con un packaging muy chulo).
¿Problema? El perfume que llevo usando cinco años y que no cambio por ninguno no está por ningún lado en la versión 50ml.
Bueno, parece que está cuando hago una prospección de mercado para ver cuánto vale en cada sitio (desde los 57€ en Bodybell a los 77€ en El Corte Inglés, alucinante la diferencia), pero no queda en ningún comercio cuando voy a comprarlo (y estuve en Sephora, El Corte Inglés, un par de Bodybell, Juteco…).
Por lo visto, le van a cambiar el packaging (que sea eso, por diosa, y no que lo vayan a retirar del mercado; es verdad que no mucha gente lo usa, pero todo el mundo me dice siempre que mi perfume huele genial) y por eso no están reponiendo el tamaño de 50ml. Sólo queda el tamaño 100ml, que es, como comprenderéis, una pasta dada la situación.
A esto hay que sumarle la difícil misión de encontrar un corrector de ojeras en condiciones. Es decir, que corrija las ojeras (dado su nombre debería ser más que evidente, pero no lo es tanto, amigas; al menos con mis ojeras), y que no me cueste un ojo de la cara (por mucho que las ojeras se hayan tapado, están feas las cuencas de los ojos sin eso, ojos; a ver si ahora que encuentro un corrector que me tape las ojeras, por fin, me voy a tener que poner un parche porque me han sacado el ojo y la yema del otro para comprarlo…).
Descartado comprarme el de Helena Rubinstein, que es fantástico pero cuesta como mínimo 26 eurazos, decido mirar en las marcas de mass market (cómo me gustan estos términos para decir cosas tan simplonas como marcas baratillas, de las que compramos casi todas: L’Oreal, Maybelline, Bourjois, etc.). Y no doy con ninguno que me convenza. Ni en Bourjois, ni en Rimmel London, ni en Astor, ni en Maybelline. ¿¿¿¿¿Dónde están esos correctores maravillosos de estas marcas que anuncian en las revistas como estupendos cuando una los necesita????? Y ni en El Corte Inglés, ni en Bodybell, ni en ningún sitio. Por diosa, ¿tan complicado es? Por fin parece que, en Bodybell, encuentro uno que parece que no está mal. Es Infalible, de L’Oreal. Encuentro mi tono ideal.
La dependienta me dice que está bastante bien (antes le había preguntado qué tal era el de Essence, que costaba 2,49€ ¿?¿?¿?¿? y me había dicho que no lo había probado pero que tampoco le habían dicho que fuera ni bueno ni malo, y no me quise arriesgar; me parecía escandalosamente barato; si alguien lo ha probado, que se manifieste; Carolain, ve hacia la luuuuuuz, manifiéstateeeeee). Y, cuando le digo que me lo llevo, me dice que es que no les queda de mi tono. La mato. O al menos, lo imagino. Con mis propias manos. ¿Me pone el caramelo en la boca y luego me lo quita? Eso no se hace…Así que decido hacerle lo que más les j*#e a las dependientas: le pido que llame a otra tienda a ver si lo tienen (otra vez, imaginadme con la risa maléfica en plan bruja de Blancanieves). Y sí, lo tienen en el Bodybell de al lado.
Así que allí voy, rauda y veloz (porque era casi la hora de cerrar), a por mi corrector. Y decido que, ya que va a ser un regalo, no pasa nada que el perfume sea de 100ml…Total, 97 eurillos de nada…Y, de paso también, compro el desodorante Deo Pure, de Biotherm que es el que usamos y es buenísimo. Importe de la compra: 135€. A finales de mes. Creo que por un segundo vi mi vida pasar ante mis ojos. Pero las dependientas tenían algo para animarme: un neceser de Lancôme lleno de muestras de máscara (la de Hypnôse Precious Cells, que me muero por probar), brillo de labios, serum Génifique, un desmaquillador de ojos bifásico, un lápiz de ojos khol y, no os lo vais a creer: un corrector!!!. Effacernes Longue Tenue, que ya tuve hace tiempo y me gustó mucho pero no compré más porque es de precio altillo.
Me fui a casa con una sonrisa que iluminaba. O por lo menos, de las que te hacen salir un par de arruguillas más en los ojos.
Y al día siguiente ya olía a mi perfume de nuevo y tenía las ojeras más escondidas. Sólo habían pasado 15 días desde la última vez.
Fin.
PD: (iba a poner MORALEJA, en plan cuento, pero es que no lo es) En Mercadona venden un perfume que se llama Election, de su propia marca, que huele fenomenal. Al estilo un poco de los de Chanel y Lancôme (salvando las distancias). Por unos 12€, es un perfume perfecto para llevarlo a diario. Aunque yo el mío no lo cambio, pero a lo mejor a alguna os interesa…
¿Inconveniente? Tenía un plan: el 23 de agosto es mi santo (sí, ya sabéis que la chica del cuento soy yo) y, como siempre, esperaba que mis padres se estiraran regalándome algo. Como nunca saben qué regalarme, yo se lo pongo fácil pidiéndoles lo que mejor me venga en ese momento. Lo habéis adivinado: el perfume (el corrector ya me lo puedo comprar yo, no está la economía tan, tan mal). Así que tenía que esperar a que llegara mi santo para darle poner en marcha mi plan (que, además, consistía en comprar las dos cosas juntas para tener más posibilidades de que me regalen muestras en la perfumería, que es lo que más me gusta de comprar en esos sitios).
Teniendo en cuenta que esto me pasó el día 10 de agosto, imaginadme rebañando el tubito recortado del corrector, que casi encuentro petróleo, y usando las muestras de perfumes que he ido recopilando a lo largo de los años y a) no me espantan a mí ni a los de mi alrededor y b) siguen en perfecto estado de conservación. Narciso Rodríguez ha sido el ganador porque tenía dos muestras y porque la verdad es que huele estupendamente (el perfume, chicas, no el tal Narciso, que ni idea ni ganas).
Previsión: el día 24 ya podían estar el corrector y el perfume en mi poder (en estos momentos, después de soltar esa frase, me dan ganas de soltar una risa maléfica, en plan “Ha, ha, ha”, con voz profunda, como las malas de los cuentos “Ya están en mi podeeeeeeeer”; por cierto, Mac saca en octubre una nueva línea de maquillaje basada en las malas de los cuentos de Disney con un packaging muy chulo).
¿Problema? El perfume que llevo usando cinco años y que no cambio por ninguno no está por ningún lado en la versión 50ml.
Bueno, parece que está cuando hago una prospección de mercado para ver cuánto vale en cada sitio (desde los 57€ en Bodybell a los 77€ en El Corte Inglés, alucinante la diferencia), pero no queda en ningún comercio cuando voy a comprarlo (y estuve en Sephora, El Corte Inglés, un par de Bodybell, Juteco…).
Por lo visto, le van a cambiar el packaging (que sea eso, por diosa, y no que lo vayan a retirar del mercado; es verdad que no mucha gente lo usa, pero todo el mundo me dice siempre que mi perfume huele genial) y por eso no están reponiendo el tamaño de 50ml. Sólo queda el tamaño 100ml, que es, como comprenderéis, una pasta dada la situación.
A esto hay que sumarle la difícil misión de encontrar un corrector de ojeras en condiciones. Es decir, que corrija las ojeras (dado su nombre debería ser más que evidente, pero no lo es tanto, amigas; al menos con mis ojeras), y que no me cueste un ojo de la cara (por mucho que las ojeras se hayan tapado, están feas las cuencas de los ojos sin eso, ojos; a ver si ahora que encuentro un corrector que me tape las ojeras, por fin, me voy a tener que poner un parche porque me han sacado el ojo y la yema del otro para comprarlo…).
Descartado comprarme el de Helena Rubinstein, que es fantástico pero cuesta como mínimo 26 eurazos, decido mirar en las marcas de mass market (cómo me gustan estos términos para decir cosas tan simplonas como marcas baratillas, de las que compramos casi todas: L’Oreal, Maybelline, Bourjois, etc.). Y no doy con ninguno que me convenza. Ni en Bourjois, ni en Rimmel London, ni en Astor, ni en Maybelline. ¿¿¿¿¿Dónde están esos correctores maravillosos de estas marcas que anuncian en las revistas como estupendos cuando una los necesita????? Y ni en El Corte Inglés, ni en Bodybell, ni en ningún sitio. Por diosa, ¿tan complicado es? Por fin parece que, en Bodybell, encuentro uno que parece que no está mal. Es Infalible, de L’Oreal. Encuentro mi tono ideal.
La dependienta me dice que está bastante bien (antes le había preguntado qué tal era el de Essence, que costaba 2,49€ ¿?¿?¿?¿? y me había dicho que no lo había probado pero que tampoco le habían dicho que fuera ni bueno ni malo, y no me quise arriesgar; me parecía escandalosamente barato; si alguien lo ha probado, que se manifieste; Carolain, ve hacia la luuuuuuz, manifiéstateeeeee). Y, cuando le digo que me lo llevo, me dice que es que no les queda de mi tono. La mato. O al menos, lo imagino. Con mis propias manos. ¿Me pone el caramelo en la boca y luego me lo quita? Eso no se hace…Así que decido hacerle lo que más les j*#e a las dependientas: le pido que llame a otra tienda a ver si lo tienen (otra vez, imaginadme con la risa maléfica en plan bruja de Blancanieves). Y sí, lo tienen en el Bodybell de al lado.
Así que allí voy, rauda y veloz (porque era casi la hora de cerrar), a por mi corrector. Y decido que, ya que va a ser un regalo, no pasa nada que el perfume sea de 100ml…Total, 97 eurillos de nada…Y, de paso también, compro el desodorante Deo Pure, de Biotherm que es el que usamos y es buenísimo. Importe de la compra: 135€. A finales de mes. Creo que por un segundo vi mi vida pasar ante mis ojos. Pero las dependientas tenían algo para animarme: un neceser de Lancôme lleno de muestras de máscara (la de Hypnôse Precious Cells, que me muero por probar), brillo de labios, serum Génifique, un desmaquillador de ojos bifásico, un lápiz de ojos khol y, no os lo vais a creer: un corrector!!!. Effacernes Longue Tenue, que ya tuve hace tiempo y me gustó mucho pero no compré más porque es de precio altillo.
Me fui a casa con una sonrisa que iluminaba. O por lo menos, de las que te hacen salir un par de arruguillas más en los ojos.
Y al día siguiente ya olía a mi perfume de nuevo y tenía las ojeras más escondidas. Sólo habían pasado 15 días desde la última vez.
Fin.
PD: (iba a poner MORALEJA, en plan cuento, pero es que no lo es) En Mercadona venden un perfume que se llama Election, de su propia marca, que huele fenomenal. Al estilo un poco de los de Chanel y Lancôme (salvando las distancias). Por unos 12€, es un perfume perfecto para llevarlo a diario. Aunque yo el mío no lo cambio, pero a lo mejor a alguna os interesa…