PROMOS

Hidrata y reafirma tu cuerpo

Hoy quiero hablaros de un producto que he tenido la ocasión de probar durante un mes aproximadamente. Se trata de la Loción hidratante reafirmante de la linea Phisiodefense Corps de Singuladerm.

La piel diariamente está expuesta a agresiones externas como frío, viento, contaminación… que sumadas a la falta de ejercicio y a la mala alimentación causan deshidratación y flacidez.( La verdad es que es mi caso total, poco ejercicio y mala alimentación, algo que tengo que cambiar de immediato si no quiero pasarme la vida pendiente del colesterol!)

Physiodefense Corps es una loción hidratante corporal de larga duración que estimula las defensas naturales la piel protegiéndola de las agresiones diarias. Su uso continuado proporciona la hidratación y el cuidado óptimo la piel necesita diariamente, siendo recomendable incluso en pieles sensibles. Su fórmula no grasa y de rápida absorción permite vestirse de inmediato.

Esta hidratante promete reforzar la estructura de la piel aportando 24h de hidratación y firmeza y estimula las defensas naturales de la piel, ayudándote a mantenerla siempre sana y protegida frente a las agresiones diarias (como el estrés).

Mi opinión: Lo cierto es que después de su aplicación una vez al día, ya que dos me es imposible la verdad... noto la piel mas elastica e hidratada, por lo que cumple con su función principal. En cuanto a lo de proteger contra agresiones diarias, estoy segura, aunque contra el estrés ya me parece algo mas dificil ya que necesitariamos loción para rostro, cuero cabelludo y cualquier poro de nuestra piel! No sería mala idea que inventaran algo así porqué hoy en día estamos casi todos...!:)

Os animo a probarla. Podeis entrar en su web

Actividades varias

Si nada sale mal (creo que hoy estoy un poco pesimista) y me deja este frío siberiano (y aquí mi padre chistosamente diría "¡¡melacogeconlamano!!"), este fin de semana voy a tener unos cuantos eventos de lo más chachipirulis que os contaré detalladamente la semana que viene...











Mañana me han invitado a una fiesta post desfile a la que iré con mi querida Lidia de Conzapatosnuevos (si no conocéis su blog, os insto, qué digo, os conmino, qué digo, os obligo a que lo visitéis si queréis ver los mejores outfits de streetsyle) y la mejor jefa que he tenido, Carol. Estaremos ahí, rodeadas de gente cool, muy alta, muy delgada, muy fashion, muy seria y muy intensa. Vamos, que voy a estar en mi salsa por los co*%#es. Pero encantada de ir, eso sí... ;)


Y el domingo, antes de irme a Granada a celebrar mi día con mi familia, si las cosas salen bien también, iré a un desfile en la pasarela esta que cada día tiene el nombre más largo. Ni idea de quién es porque no es a mí a quien han invitado sino que voy de acoplada, pero oye, yo me apunto a un bombardeo.


Lo malo es que no tengo ni pajolera idea de qué ponerme, porque entre tanto evento seguido y tanto frío, me he quedado sin ideas. Todo puede ser que vaya forrada como una cebolla, o que pase más frío "que un perro chico", que dicen en mi tierra.


En fin, de todo ello os daré cuenta, como decía, la semana que viene. Con fotos y todo, ¿eh? Así que, por favor, sed piadosas con mi cara del domingo...

Hala, a abrigarse, a quedarse en casita con una mantita y una buena peli la que pueda (y si es acompañada mejor que mejor), o a salir a la calle repitiéndose este mantra: "no hace tanto frío; el frío es un estado mental; no hace tanto frío; el frío es un estado mental; no hace tanto frío...". A mí me funciona... los primeros 15 minutos.

Take the day off - Domingo de spa casero

Domingo. Día de descanso por excelencia. Ése en el que hacer lo que te apetezca. O no hacer nada.

Mi domingo ideal es ése en el que te levantas relativamente temprano pero descansada. Haces deporte (salir a correr un día así por la mañana temprano es una gozada, porque no hay nadie en la calle), y vuelves a casa con la buena sensación del trabajo hecho. Te das una ducha tranquila, en la que tienes tiempo para exfoliarte, ponerte mascarilla en el pelo (y dejarla actuar el tiempo que realmente necesita), y darte ese gel especial que hace mucha espuma y tiene un olor delicioso y relajante. Te pones mucha crema en el cuerpo, dejas que tu pelo (muy suave y oliendo maravillosamente) se seque al aire, y la piel del rostro la tienes radiante por la mascarilla, el descanso y el deporte. Te pones ropa de estar en casa, muy cómoda pero muy bonita (nada de chándals, por favor, ni de pijamas del año de la polka ni de dibujitos ñoños). Te preparas un desayuno delicioso pero muy sano, con fruta, tostadas, té, y galletas de chocolate (que también son sanas, os lo digo yo...), y lo disfrutas leyendo la prensa o las revistas de moda que se te acumulan a lo largo de la semana. Después, te vistes y te vas a dar un paseo al solecito del invierno, y tomas el vermú (o mejor, el brunch) en un sitio precioso. Después, un cine. Y vuelta a casa, a leer en el sofá con una mantita un rato antes de hacer la cena.

Mola, ¿eh? ¿A que es un buen plan? Pues mis domingos no son así. Vamos, que no se parecen una p*ta mierda a eso…



Porque una se acuesta a las 6 de la mañana como mínimo después de cerrar Suite, y aunque quiera levantarse medio pronto, le dan las 12 de la mañana pero aún así se levanta como un zombi, y ni deporte, ni desayuno ni leches en vinagre. Y el único paseo que doy es el que tengo de la cama al sofá, y del sofá a la cama. Bueno, y del sofá a la cocina a preparar pasta fresca (que no tenga que cocinarla mucho) para comer.

Y podría tener la tarde para al menos leer o ver una peli (vaaaaaale, o hacer deporte…), pero estamos tan cansados que no nos queda más remedio que echarnos una siesta (más de una película nos hemos dejado a medias por quedarnos dormidos aún sin querer), y cuando nos despertamos hay que poner lavadoras, o limpiar un poco (siempre hay alguna pelusa que rueda por el suelo como en el oeste, y eso que la señora de la limpieza viene los viernes)…

Con lo cual, el único capricho que me queda los domingos, ya que cuando me levanto no es hora de desayunar y aún es muy pronto para comer, es meterme en el baño a dedicarme un rato de potingueo. Es lo que hice ayer. Empecé lavándome la cara con el jabón de rosa mosqueta y té verde que me compré en La Jabonería Galesa (que ahora se llama El perro flauta y la verdad es que no le encuentro relación…), y que es para las pieles grasas. Luego, un poco de exfoliante que me hice machacando dos aspirinas con un poco de agua. Y terminé con agua fría para despertar la piel. Tónico de agua de rosas de la farmacia (a 5€ el medio litro, sale genial de precio y es buenísimo; aunque no es el de Carla Bulgaria, que ése sí que me encanta), y crema antiedad de las miles de muestras que tengo ahí muertas de risa para compensar la falta de sueño. Ayer tocó Retinology, de Lancaster, que me dejó la piel bastante bien porque además tiene efecto lifting.



Luego, duchita rápida, crema corporal para pieles secas de Be+, agua de Colonia de Álvarez Gómez y crema de manos de rosa que venían con la cajita de GlossyBox de este mes (genial, por cierto, y cómo me encanta la emoción de que me llegue la cajita y abrirla sin saber qué traerá…). Y en el pelo, una coleta alta y en las puntas el reparador de puntas intensivo de Deliplus.

Vamos, que las ojeras y el cansancio seguían siendo los mismos que cualquier domingo de los míos, pero al menos salí del baño como si hubiera dormido dos horitas más…

Estos momentos de spa en casa, son maravillosos y necesarios de vez en cuando, así que os los recomiendo. Como veis, no necesitáis muchas cosas ni mucho tiempo. Y dinero menos aún (siempre tendremos en la despensa aceite de oliva, azúcar, sal, mantequilla y alguna fruta con la que hacernos mascarillas y demás remedios naturales).

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